El mercado del arte evoluciona acorde con los cambios que experimenta la sciedad, y como tal, los últimos datos a los que hemos tenido acceso demuestran cómo la brecha entre los artistas de marca y los que no cuentan con ella se acentúa cada vez más.
Los menos conocidos son los más castigados dentro de este mercado, ya que durante 2015 unos 50.000 artistas contemporáneos vendieron obras en subastas por todo el mundo, pero entre un centenar de ellos acapararon el 68% de las ventas. Y sólo tres, Jean-Michel Basquiat, Christopher Wool y Jeff Koons, se llevaron el 18% de los ingresos mundiales en arte contemporáneo.
Además las ventas en el mercado del arte y las antigüedades han descendido hasta en un 7% consecuencia también del desgaste del mercado chino y el de otros países emergentes cuyo crecimiento se ha ralentizado. En Europa las ventas están estancadas, aunque con tendencia a crecer, y lo mismo sucede en España.
El mercado es global y la mayor parte de la facturación se concentra en las ferias internacionales mientras que los mercados locales son los que peor funcionan.
La aparición de internet, el mercado se ha hecho más transparente, se ajusta más la relación precio/calidad, y ya no hay precios desorbitados a excepción de artistas como Picasso o Modigliani que batieron en el 2015 sus récords de mercado.
Estamos por lo tanto ante un mercado que se reactiva de forma progresiva aunque en España todavía sea un incremento moderado, sobre todo en las propias galerías siendo este hecho un peligro que pueda conllevar a la desaparición del pequeño coleccionista.
Por su parte, Nueva York se sitúa como la primera potencia en el mercado del arte en el que destaca una minoría de actores con una altísima capacidad adquisitiva que pueden permitirse invertir a golpe de millones de dólares.